Tenía apenas 15 años cuando
decidí estudiar actuación por primera vez. Para ese entonces, creía que era
algo muy sencillo, que solo constaba de simular situaciones y de imitar
emociones, es decir, “para esta parte de la escena debo estar feliz”, “para
esta parte tengo que estar exaltada”, etc. Incluso cada vez que tenía que
analizar un guion, escribía texto por texto la emoción que debía “realizar”.
Hoy, 6 años después, he
comprobado que esa concepción que tenía en un principio es lo más lejos que hay
de la actuación. Actuar en realidad, como el mismo diccionario lo dice, es
hacer. Es accionar de manera verdadera ante una situación específica, es decir,
no imitar, no fingir, no mentir, sino de verdad hacer. Y ahí es dónde empieza
la complejidad que yo ingenuamente hace 6 años desconocía, ¿Cómo una persona
puede “accionar de manera verdadera” en una situación que realmente no existe? Pues
para ello es necesario tener en cuenta
seis pasos, pero no se trata de una secuencia de acciones ni de “pasos
cancelatorios”, en realidad nunca acaban, nunca están terminados, es necesario
tener todos presentes e incluso combinarlos unos con otros.
1. ¿Quién soy?
Cada vez que tenemos un
personaje nuevo, tenemos un nuevo mundo por explorar, se trata de una persona
que posee sus propios modelos de conducta, su personalidad, su educación, sus
propias costumbres, pero es necesario que nos detengamos
a pensar que en realidad este personaje somos nosotros, si dijéramos solamente,
bueno construyamos la biografía, parecería que habláramos de una tercera
persona, cuando en realidad no es así, es nuestra
biografía, debemos tener muy presente eso para de esta manera no establecer
distancias entre nosotros y el personaje. Teniendo bien claro esto, lo siguiente es
iniciar el proceso creativo, darnos vida, pensar en dónde hemos nacido, en qué
ciudad, en qué distrito, en qué contexto y época, etc. Es importante pensar en
todo, en cada mínimo detalle, pues esto nos enriquecerá, nos permitirá saber
por qué las actitudes, reacciones o pensamientos del personaje.
![Resultado de imagen para quien soy](https://mindfulnessypsicologia.com/wp-content/uploads/2014/12/quien-soy-escuela.png)
Una vez que ya tengamos
presente quiénes somos, lo siguiente es analizar el contexto en el que nos encontramos. Es decir, para cada situación que
sucede en la obra, ¿cómo nos hemos sentido?, incluso aunque no sigamos estando
en escena, nuestra vida y nuestra historia sigue, por lo tanto, nuestras
emociones y sentimientos también. Así hayan pasado minutos o incluso hasta
años, debemos tener presente que ha pasado todo ese tiempo en la cabeza del
personaje.
Para lograr esto, es
importante también tener bien claro las situaciones ocurridas en nuestro pasado,
lo más específicas posibles ya que lo suscitado en el pasado es lo que
determina nuestra actitud en el presente. Por ejemplo, sería lógico que una
mujer que ha sido abusada sexualmente en el pasado, en la actualidad pueda
sentir cierto repudio a los hombres o que sea más desconfiada o más temerosa
que alguien que no ha pasado por esa situación.
![Resultado de imagen para pasado](https://centroterapeuticoholisticoflor.com/wp-content/uploads/2017/12/shutterstock_152929088.jpg)
3. identificar relaciones con los demás personajes
Un tercer punto que hay que
tener presente, son las relaciones que tenemos con los demás personajes. Para
ello, debemos tener ya en claro cuál es nuestro papel en la obra, quiénes son
los buenos, quiénes son los malos y de qué lado estamos nosotros.
Así mismo, es de gran ayuda
utilizar y evocar a los propios recuerdos que tenemos sobre reacciones físicas
o psicológicas que han condicionado nuestras acciones en diversos momentos. Por
ejemplo, no es lo mismo la reacción que tomas cuando por la calle te cruzas con
un amigo a cuando te cruzas con tu ex, o no es lo mismo vestirte para salir con
una amiga a vestirte para salir con el chico que te gusta. Como vemos, el comportamiento se ve
modificado de acuerdo al tipo de relación que se tenga con la persona y eso es
lo que se tiene que tener presente al pensar en relaciones con los demás
personajes.
Tenemos que tener en claro,
que sentimos por el personaje, ¿Cuánto lo conozco? ¿Hemos compartido mucho
juntos? ¿Me cae bien? ¿Me cae mal? ¿Tengo algún tipo de sentimiento por él?
¿Hemos tenido algún conflicto en el pasado? Etc. y sobre todo siempre mostrar
receptividad a todo lo que los demás personajes hagan ya que todo significa
algo y todo causa algo en ti.
![Resultado de imagen para relaciones interpersonales](https://png.pngtree.com/element_origin_min_pic/17/09/04/359341702333e7fa18d1985d4d48d3df.jpg)
4. ¿Qué quiero?
Si bien ya conocemos todo
sobre nuestro personaje, incluso los tipos de relaciones que tiene, no hemos
hablado aún de su esencia, es decir, de su razón de ser. Todo personaje que hay
en una obra, todo, por más grande o pequeño que sea tiene un motivo de estar
ahí. No está por las puras, existe porque tiene que cumplir un objetivo.
Cuando hablamos de
objetivo, estamos hablando de lo que queremos lograr, de lo que queremos
conseguir. Siempre existe un gran
objetivo general de la obra, pero también existen objetivos principales de cada escena que son los que giran en torno
al gran objetivo. Por ejemplo, en la obra “Tus amigos nunca te harían daño”, de
Santiago Roncagliolo, el objetivo principal de Mario en una de las escenas es
rechazar la invitación de su amigo para consumir coca, este objetivo va de la
mano con su gran objetivo principal de la obra que es ir al seminario y ser
sacerdote.
Es necesario que tengamos
muy en claro cuál es nuestro objetivo para que así logremos involucrarnos realmente
con este. Si lo hacemos, nosotros mismos vamos a empezar a ingeniar las mil y
un cosas que podemos hacer para cumplirlo. Allí es donde entra a tallar el
concepto de acciones, el cual
retomaremos más adelante.
![Resultado de imagen para objetivo](https://conceptodefinicion.de/wp-content/uploads/2014/04/objetivo.png)
5. ¿Qué me lo impide?
A pesar de lo
mucho que nos esforcemos por cumplir nuestros objetivos, no siempre van a poder
cumplirse así de fácil, es más no deberían, pues si no que aburrida sería la
historia ¿No creen?, es más se terminaría rapidísimo, pues no existiría un
conflicto. El conflicto se da cuando existe la presencia de un obstáculo que impide que logremos
nuestro objetivo. Este, puede ser de cualquier tipo, una persona, una
situación, algo de la naturaleza, etc.
Un obstáculo es también
enriquecedor para la obra porque nos permite inspiramos y luchar aún con más
fuerza por lo que realmente queremos. Es decir, desarrolla aún más nuestra
capacidad de accionar.
![Imagen relacionada](https://leaderchat.files.wordpress.com/2016/07/bigstock-123013874.jpg)
6. ¿Cómo lo consigo? ¿Qué acciones tomo?
Llamamos acciones a las cosas que realizamos para cumplir
nuestro objetivo. Por ejemplo, si mi objetivo es que mi mamá me dé permiso para
ir a una fiesta, mis acciones podrían ser: quedarme en casa todo el día con mi
mamá, ordenar la casa, comportarme cariñosamente con ella, etc. Una acción para ser considerada como tal
tiene que cumplir con 3 características principales. La primera, tiene que ser
un verbo activo sin sustantivo; la segunda, tiene que depender de mí y la
tercera tiene que afectar a alguien más. Además, estas pueden ser físicas,
verbales, psicológicas o una combinación de todas.
![Resultado de imagen para obstaculo](https://image.freepik.com/vector-gratis/mujer-de-negocios-saltando-obstaculos_1133-211.jpg)
Pues bien, luego de revisar
estos conceptos ahora sí podemos entender con claridad a que me refería cuando
decía que “Actuar es accionar de manera verdadera ante una situación
específica” y siempre persiguiendo un objetivo. Tengamos presente estos pasos cada vez que nos toque construir un nuevo personaje.
¿Vamos a hacer teatro?
Por: Karla Sausa
Por: Karla Sausa
Al leer este texto, fue inevitable asociar la psicología con el teatro. Es importante conocerse a sí mismo, tomar conciencia del entorno en el que se habita y, sobre todo, de la interrelación que existe entre nosotros y dicho medio para poder plantear objetivos y cumplirlos con los recursos que poseemos. El teatro es un espacio que permite ese encuentro con uno mismo que es tan necesario en estos tiempos: va a permitir forjar una identidad propia, una personalidad, lo cual es imprescindible para no confundir su sí mismo con aquellas identidades que el artista irá adoptando según el rol que encarne en cada puesta en escena. Es muy interesante, sin duda alguna, cuánto uno puede aprender de uno mismo a partir de un arte tan hermoso como lo es la actuación.
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